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viernes, 3 de diciembre de 2021

Ecuador, entre la violencia y la criminalidad

América Latina por décadas ha sido el epicentro de la producción y tráfico de cocaína hacia Estados Unidos y Europa; esto ha hecho que las organizaciones criminales busquen rentas más allá de las fronteras de las ciudades, consolidando verdaderos emporios criminales que venden marcas y patentes es los países latinoamericanos.


En el contexto descrito, las organizaciones han orientado su producción de capital hacia actividades ilícitas, destacando en particular el tráfico de drogas, el tráfico de personas, el tráfico de armas, el lavado de dinero, el hurto de vehículos, el tráfico de especies en peligro de extinción y el robo de obras pertenecientes al patrimonio histórico y cultural, entre otras actividades delictivas. Este tejido delictivo ha ido extendiéndose a lo largo de los últimos años por diversos países del hemisferio, reclutando a nuevos miembros y asimilando procedimientos desconocidos para llevar a cabo sus acciones delictivas. La recopilación de este conocimiento criminal ha permitido a estas organizaciones expandir sus operaciones y adaptarse a entornos variados, consolidando así su presencia en distintas regiones.






Entre tanto, se apertura una creciente ola de estados que son sometidos a regímenes, los cuales sin importar su ideología les abren las puertas a estas organizaciones para conseguir réditos económicos y así continuar con el poder. Como lo menciona American Enterprise Institute (2017) “El Estado criminalizado se alcanza cuando el liderazgo superior [del Estado] tiene conocimiento y participa—ya sea activamente o por consentimiento pasivo—en nombre del Estado, en empresas criminales transnacionales, donde el crimen organizado transnacional se utiliza como un instrumento de gobierno y poder estatal, y donde las palancas del poder estatal se incorporan a la estructura operativa de uno o más grupos criminales. Es importante distinguir a un Estado criminalizado de un Estado no criminal que experimenta dificultades con la corrupción; los dos son fundamentalmente diferentes y deben ser tratados como tales por los decisores políticos”.

¿Pero esto como afecta a Ecuador? Sin duda los hechos de los dos últimos años han puesto en evidencia que el continente americano se ha transfigurado, poniendo de nuevo la movilización humana como centro de esa transformación. Oleadas de ciudadanos migrando por oportunidades laborales, forzadamente o simplemente buscando refugio por los malos gobiernos que se han tomado los países de este continente.

Ante estas migraciones nacen los indocumentados, llegan a los territorios en busca de mejores oportunidades para prosperar, tener una calidad de vida, y así cubrir sus necesidades básicas. Tras esas migraciones de personas que quieren luchar para conseguir oportunidades, lastimosamente vienen algunos (en algunos casos enviados o simplemente a conocer el terreno para instalarse) abrir ventanas de oportunidad criminal.

Otra variable es la ubicación de Ecuador, su salida por el océano pacifico ha sido muy apetecida por las organizaciones narcotraficantes, ya que, con medios sofisticados, tienen acceso a casi cualquier punto del Océano Pacifico; ejemplo de ello, fue el alijo de drogas que salió a mediados del 2021 entre la frontera entre Colombia y Ecuador y que llevaba como destino el País de Australia, y su valor se aproxima a los 257.400.000 millones de dólares, esta riqueza fortalece a los grupos criminales mediante poder pagar más hombres, armas, entrenamiento y corrupción.

Otro punto es el uso de las organizaciones tradicionales (Cómo los cárteles mexicanos o los grupos Almargen de la Ley Colombianos) que utilizan de plataforma a este país para poder llegar a Centro América o directamente a Norte América.


De igual manera, Ecuador es el único país dolarizado en la región, así que es mucho más fácil poder recibir las encomiendas en esta moneda y poder distribuirlas en los países vecinos, el cambio de moneda favorece a los actores armados que utilizan la porosidad de las fronteras para transitar, no solo con armas, sino también con dinero y aprovechar a los inmigrantes que son en ultimas el eslabón más débil y que sufre las consecuencias de apoyar esta actividad.

Ejemplo de ello es en el tapón del Darién en Colombia, los inmigrantes cuando pasan la frontera entre Colombia y Panamá, son forzados a llevar droga, so pena de ser asesinados por negarse.

Entonces, tratar de entender la situación de Ecuador como simple delincuencia que han traído actores armados externos, abre una ventana a la mala planificación de las políticas públicas que el gobierno pueda elaborar.

 Ahora bien, si por el contrario se estudia la complejidad de esta violencia desde diferentes aristas, como es el caso de la pobreza donde más de 5 millones de ecuatorianos viven en pobreza y pobreza extrema de los 17 millones que hoy conforman a la población total; o analizar la tasa de empleo donde solo 3 de cada 10 personas tienen un empleo formal, permite visualizar que rumbo debe tomar no solo las políticas criminales, sino sociales.

Ahora bien, qué situación se está presentando en las calles, que está llevando a tanto joven a ser captado por los grupos criminales que ofrecen un pago por sus labores y está haciendo que las cárceles se llenen de personas que pueden aportar al país, no solo económicamente, sino científicamente. Peor aún, como lo describe COBA Santiago, 2017 “Se debe destacar que el sistema judicial actual de una forma tradicional e histórica se manifiesta como ineficiente en la resolución de la criminalidad, elaborando nuevas legislaciones en las que se incrementa el periodo de privación de libertad de los infractores, pero no se realizan acciones que contemplen la recuperación y rescate de dichos infractores para la sociedad, evidenciándose que a mayores periodos de reclusión menores son las posibilidades de que el individuo pueda reintegrarse a la sociedad”.



Fuente: GETTY IMAGES

Así las cosas, la política carcelaria, parecería que se ha quedado en el tiempo, siendo, arcaica e inquisitiva, y peor aún, muchos presos hoy en día no tienen sentencia judicial proferida por un juez, lo que nubla el panorama frente a los derechos humanos.

Ya que, realizando un análisis de los últimos hechos acontecidos en el Centro de Privación de Libertad Número 1 en Guayaquil, donde el 29 de septiembre asesinaron a 120 personas y algunos fueron descuartizados por sus compañeros de celdas.

Esto es simplemente el preludio de lo que puede pasar en el país, ya que estas guerras internas entre bandas son llevadas a las calles del país que podría vivir un fin de año pasado por sangre donde encontrar cuerpos descuartizados y familias enteras desplazadas de sus viviendas por no coincidir con el jefe de turno de la banda, será el desafío más grande que tendrá que enfrentar este gobierno para devolver la institucionalidad y la tranquilidad que ha gozado el país durante los últimos años.

Hay que anotar que, el crimen organizado, se adapta a cada país, sus políticas criminales, política y cultura social. Ellos estudian como pueden instaurar un orden paralelo (paraestado) coartando libertades constitucionales.

En conclusión, el crimen que esta viviendo Ecuador en sus cárceles y ciudades, prontamente será igual o peor, a la que se vivió en las favelas en Brasil, o la alta criminalidad que ha tenido Colombia, o el impacto que ha tenido México con la sectorización de los cárteles, donde en los últimos tres años han asesinado a más de 109.925 personas en vendettas de estos grupos. Frente a las incautaciones de drogas (cocaína y marihuana) solo en el 2021, se llevan 180 toneladas incautadas por parte de las fuerzas del Estado. Así, las cosas, se debe recalcar que la política criminal debe ir reforzada por una social que le quite la mano de obra a los grupos criminales que solo buscan el caos y el desorden social (anarquía).

James Nuñez Dueñas

Investigador

aletheiainvestigaciones@gmail.com

Twitter: @jnd0072000

https://aletheiainvestigaciones.blogspot.com/



 


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