América Latina por décadas ha sido el epicentro de la producción y tráfico de cocaína hacia Estados Unidos y Europa; esto ha hecho que las organizaciones criminales busquen rentas más allá de las fronteras de las ciudades, consolidando verdaderos emporios criminales que venden marcas y patentes es los países latinoamericanos.
¿Pero esto como afecta a Ecuador? Sin
duda los hechos de los dos últimos años han puesto en evidencia que el
continente americano se ha transfigurado, poniendo de nuevo la movilización
humana como centro de esa transformación. Oleadas de ciudadanos migrando por
oportunidades laborales, forzadamente o simplemente buscando refugio por los
malos gobiernos que se han tomado los países de este continente.
Ante estas migraciones nacen los indocumentados, llegan a los territorios en busca de mejores oportunidades para prosperar, tener una calidad de vida, y así cubrir sus necesidades básicas. Tras esas migraciones de personas que quieren luchar para conseguir oportunidades, lastimosamente vienen algunos (en algunos casos enviados o simplemente a conocer el terreno para instalarse) abrir ventanas de oportunidad criminal.
Otro punto es el uso de las organizaciones tradicionales (Cómo los cárteles mexicanos o los grupos Almargen de la Ley Colombianos) que utilizan de plataforma a este país para poder llegar a Centro América o directamente a Norte América.
De igual manera, Ecuador es el único
país dolarizado en la región, así que es mucho más fácil poder recibir las
encomiendas en esta moneda y poder distribuirlas en los países vecinos, el
cambio de moneda favorece a los actores armados que utilizan la porosidad de
las fronteras para transitar, no solo con armas, sino también con dinero y
aprovechar a los inmigrantes que son en ultimas el eslabón más débil y que
sufre las consecuencias de apoyar esta actividad.
Ejemplo de ello es en el tapón del
Darién en Colombia, los inmigrantes cuando pasan la frontera entre Colombia y
Panamá, son forzados a llevar droga, so pena de ser asesinados por negarse.
Entonces, tratar de entender la
situación de Ecuador como simple delincuencia que han traído actores armados
externos, abre una ventana a la mala planificación de las políticas públicas
que el gobierno pueda elaborar.
Ahora bien, si por el contrario se estudia la complejidad
de esta violencia desde diferentes aristas, como es el caso de la pobreza donde
más de 5 millones de ecuatorianos viven en pobreza y pobreza extrema de los 17
millones que hoy conforman a la población total; o analizar la tasa de empleo
donde solo 3 de cada 10 personas tienen un empleo formal, permite visualizar
que rumbo debe tomar no solo las políticas criminales, sino sociales.
Ahora bien, qué situación se está
presentando en las calles, que está llevando a tanto joven a ser captado por
los grupos criminales que ofrecen un pago por sus labores y está haciendo que
las cárceles se llenen de personas que pueden aportar al país, no solo económicamente,
sino científicamente. Peor aún, como lo describe COBA Santiago, 2017 “Se debe
destacar que el sistema judicial actual de una forma tradicional e histórica se
manifiesta como ineficiente en la resolución de la criminalidad, elaborando
nuevas legislaciones en las que se incrementa el periodo de privación de
libertad de los infractores, pero no se realizan acciones que contemplen la
recuperación y rescate de dichos infractores para la sociedad, evidenciándose
que a mayores periodos de reclusión menores son las posibilidades de que el
individuo pueda reintegrarse a la sociedad”.
Fuente: GETTY IMAGES |
Ya que, realizando un análisis de los
últimos hechos acontecidos en el Centro de Privación de Libertad Número 1 en
Guayaquil, donde el 29 de septiembre asesinaron a 120 personas y algunos fueron
descuartizados por sus compañeros de celdas.
Esto es simplemente el preludio de lo
que puede pasar en el país, ya que estas guerras internas entre bandas son
llevadas a las calles del país que podría vivir un fin de año pasado por sangre
donde encontrar cuerpos descuartizados y familias enteras desplazadas de sus
viviendas por no coincidir con el jefe de turno de la banda, será el desafío
más grande que tendrá que enfrentar este gobierno para devolver la
institucionalidad y la tranquilidad que ha gozado el país durante los últimos
años.
Hay que anotar que, el crimen
organizado, se adapta a cada país, sus políticas criminales, política y cultura
social. Ellos estudian como pueden instaurar un orden paralelo (paraestado)
coartando libertades constitucionales.
En conclusión, el crimen que esta
viviendo Ecuador en sus cárceles y ciudades, prontamente será igual o peor, a
la que se vivió en las favelas en Brasil, o la alta criminalidad que ha tenido
Colombia, o el impacto que ha tenido México con la sectorización de los
cárteles, donde en los últimos tres años han asesinado a más de 109.925
personas en vendettas de estos grupos. Frente a las incautaciones de drogas
(cocaína y marihuana) solo en el 2021, se llevan 180 toneladas incautadas por
parte de las fuerzas del Estado. Así, las cosas, se debe recalcar que la política criminal debe ir reforzada por
una social que le quite la mano de obra a los grupos criminales que solo buscan
el caos y el desorden social (anarquía).
James Nuñez Dueñas
Investigador
aletheiainvestigaciones@gmail.com
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