miércoles, 28 de abril de 2021

Aspersión ¿Sí o No?

 


Con la expedición del decreto 330 del 2021 donde el presidente de la República autoriza retomar la aspersión aérea con glifosato, un centenar de personas han salido a oponerse y otras a apoyarlo, entre ellos muchos “expertos” que han demostrado lo poco que conocen Colombia, ¿pero por qué este tema divide tanto la población colombiana? y ¿Cuál es el interés superior de la nación en este caso en particular? 

                                                Fuente: Mindefensa
                                                
Desde los años 70 y 80 cuando comenzó la hecatombe para las selvas de Colombia y fueron invadidas de matas de coca nativas y traídas del Perú, por empresarios de las drogas que buscaban tener todo el engranaje y la maquinaria en el país que les permitiera tener el control sobre el negocio de la producción y el tráfico de cocaína principalmente desde Colombia para el centro, norte y sur América.

En esta metástasis, las miles de hectáreas que han sido deforestadas primero por colones que llegan rompiendo selva y después por cultivadores que compran estos terrenos a bajos precios, por esta razón entre el 70 y 80 % de los cultivos de uso ilícito se encuentran en territorios de la nación como parques nacionales o territorios baldíos. En este sentido, los cultivadores de coca se dividen en tres ramas:

1.      a. Personas que lo ven como un medio de subsistencia y para cubrir sus necesidades básicas.

2.      b. Personas que las obligan los grupos al margen de la Ley.

3.     c. La generación que ha continuado con el negocio (cultura) un arraigo social para la permanencia de los cultivos en zonas tradicionales.

A su vez, a pesar del esfuerzo por parte de múltiples autoridades para controlar la proliferación de estos cultivos, estos se han multiplicado como las amibas, entonces tenemos que preguntarnos ¿por qué continua el sistema del narcotráfico creciendo a aun cuando los cultivos han disminuido?

Las razones pueden variar dependiendo de la región, pero por lo general existen unas transversales como son: primero, la falta de vías terciarias para sacar los productos de pan coger, segundo, la perdida de dinero por parte de los cultivadores debido a que los intermediarios pagan por debajo del valor real de los productos, tercero, no existen políticas locales claras que permitan la sostenibilidad de los campesinos en las diferentes regiones, cuarto, mientras que por un kilo de base de coca en zona de producción puede costar entre 2 y 3 millones de pesos, un racimo de plátano puede estar por el valor de los 10 y 20 mil pesos, así como un bulto de yuca o cacao y ni hablar del café.

Así las cosas, la desproporción de utilidades de uno frente al otro es evidente, pero ¿por qué a pesar de la situación existen campesinos que se niegan a introducir este tipo de cultivos en sus regiones?

 No se puede decir que la lucha antidrogas es un fracaso, ya que muchos departamentos de Colombia no poseen cultivos de uso ilícito, y eso se debe en gran medida al trabajo que ha desarrollado el gobierno en conjunto con ayuda de la cooperación internacional.


En cuanto a la utilización de la aspersión para disminuir el número de cultivos ilícitos en el país, la polémica se centra en el daño que esta puede ocasionar al medio ambiente, ¿pero en una balanza que hace más daño?, los cultivos ilícitos o la aspersión aérea?

Primero: los cultivos de uso ilícito afectan, por una hectárea sembrada dos de bosques, alterando la biomasa, alteración del hábitat de los mamíferos, aves, reptiles; contaminación de los afluentes de agua por la utilización del glifosato como plaguicida, así como la utilización de plaguicidas de alta toxicidad. Para el control de insectos, según información de campo, se utiliza la dosis de 1,5 litros por hectárea-cosecha. 

No solo es la contaminación por el cultivo, ya que ahí inicia el problema para el medio ambiente y para los habitantes de todas estas zonas, debido a que para la producción de un kilo de clorhidrato de cocaína se necesita cemento, soda cáustica, bicarbonato de sodio, carbonato de sodio, urea, combustibles, ácido sulfúrico, amoniaco, permanganato de potasio, metabisulfito de sodio, Cloruro de calcio, carbón activado, ácido clorhídrico, acetona, MIBK, MEK, Disolventes alifáticos /acetatos, acetato de etilo, butilo, isopropilo, estas son unas de las muchas sustancias que se utilizan en el procesamiento de cocaína y que terminan en las fuentes hídricas que proporcionan agua y peces para su nutrición las comunidades.

Ahora bien, hasta la fecha son escasos los estudios que se han realizado al respecto, algunos han tratado de insinuar, que solo por la culpa de la aspersión la población se ha visto afectada, dejando de lado los daños por el cultivo y la producción de clorhidrato de cocaína.


No obstante, no se entrará en negacionismo de que la aspersión con glifosato no produce daños, ya que la población expuesta al glifosato puede sufrir de irritaciones dermales, oculares, náuseas, mareos, problemas respiratorios, aumento de la presión sanguínea y reacciones alérgicas, y en algunos casos como lo han expuesto, puede ser el causante de cáncer.

 Pero la aspersión no solo sirve para el control de cultivos ilícitos, sino además para proteger la vida de aquellas personas que están involucradas en recoger la hoja, cultivar la planta y los erradicadores manuales, ya que los cultivos son protegidos con minas antipersonas, son armas silenciosas, puestas en muchos casos por los dueños de los cultivos con el fin de atacar a la Fuerza Pública, pero en muchas ocasiones son ellos mismos los que pisan estos artefactos explosivos que causan daños en su humanidad, desmembrándolos.

Por otra parte, la aspersión también evita las asonadas, por parte de cultivadores y trabajadores contra la Fuerza Pública para tratar de retrasar la erradicación de los cultivos.

Como resultado de este producto de la criminalidad que se teje alrededor de los cultivos ilícitos, es la corrupción en los espacios donde están las siembras de coca ya que a pesar de las ayudas para actividades de pancoger y proyectos productivos recibidos continúan sosteniendo cultivos de uso ilícito, se debe reflexionar que a pesar de que hay tanta plata por la droga, la vida de las comunidades es precaria, las necesidades básicas insatisfechas aumentan, mientras unos viven como ricos, otros en completa miseria, siendo observado por los niños como un modelo para seguir por estas generaciones que no ven una salida viable para este círculo vicioso que se ha tejido alrededor de los cultivos ilícitos.  Dicho brevemente, ¿será que a los colombianos nos pasará lo de los zapalotes?, ¿seguiremos atrapados en una confrontación donde todos tenemos la razón y justificamos la destrucción del medio ambiente para poder sobrevivir?, La respuesta a esto es que nos falta empatía entre los colombianos o será que está arraigada ¡el sálvese quien pueda¡

James Nuñez Dueñas

Investigador

aletheiainvestigaciones@gmail.com

Twitter: @jnd0072000

https://aletheiainvestigaciones.blogspot.com/


 







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