En los últimos meses en
las principales ciudades del país se viene desatando una ola de criminalidad
que no se veía en años, a tal punto que los mandatarios locales han tenido que
acudir a la militarización de estas con el fin de disminuir el número de delitos
que en última se traslada hasta llegar a la periferia donde asesinar por robar
un celular se ha vuelto el día a día.
A esto se le suma, que no solo las infracciones de manifiesto en el mundo real, sino, los delitos virtuales han venido teniendo un aumento desproporcional en el 2021. Ahora frente a este panorama, las administraciones se ven sometidas al escrutinio público por su impúber respuesta frente a lo que está pasando. Pero ¿Qué nos pasa? ¿Por qué la expresión de violencia se ha tomado nuestro país? los sociólogos y antropólogos han realizando algunas investigaciones que podrían llegar a un acercamiento, estos, aluden a que la pandemia, lo único que hizo fue denotar más los hábitos de violencia que han afectando por años a la sociedad.
Esto se da, en cierto
grado cuando las personas se encuentran mal, económicamente, familiarmente o
laboralmente; sumado a que se ha venido incrementado el uso del alcohol entre
la sociedad colombiana, lo que ha repercutido en muchos casos que se crea que
los han provocado.
Pero ante esta arremetida criminal debemos reflexionar sobre ¿Qué tipo de sociedad somos? cualquiera respondería que somos ¡Civilizados! pero, ¿Qué tipo de civilización somos? si los Grupos al margen de la Ley reclutan niños para la guerra, o les proporcionan drogas para tenerlos controlados, y aún más, hablan de legalizarla, pero le huyen a los programas de prevención.
Pareciera que esta sociedad -civilizada, hace mucho hubiera negociado sus valores éticos, la corrupción como el principal problema que tiene la sociedad; miles de millones se pierden en coimas, hemos caído tan bajo, que hasta SE ROBAN la plata de los alimentos de los niños en los colegios.
Sumado a esto, la
radiografía de inseguridad sigue aumentando, anónimos caen todas las noches,
víctimas de los delincuentes, que no solo, abusan de su persona, sino que, en
algunos casos, sin frio en la sangre, llegan al homicidio simplemente porque
sí, o porque la víctima puso algún grado de resistencia, esto nos debe llevar
como sociedad a preguntarnos ¿Cuánto vale la vida?
A su vez, miles de inmigrantes llegan al país utilizándolo como plataforma o para quedarse, incrementado los nudos de pobreza a las afueras de las ciudades o de los municipios de Colombia, agravando la situación social, y aumentando la presión sobre las comunidades más vulnerables.
En relación con los cinco años de la implementación de los acuerdos de paz, pareciera que el conflicto se haya atomizado, existen estructuras por todo lado, de todas las denominaciones, pero con algo en común, luchan por la riqueza del narcotráfico, por la minería y los recursos naturales este último es un bien común que nos pertenece a TODOS LOS COLOMBIANOS.
Hay que mencionar, además,
y como se ha venido normalizando en los paros que algunas centrales han querido
imponer mensualmente, los actos violentos cuando cae la noche, encapuchados,
influenciados por los grupos armados ilegales o por los extremos políticos que
lo único que buscan es el caos y el desorden social.
Es el momento de
reflexionar y pensar que queremos para el futuro, ya que, como ejemplo, en los
cinco años que lleva el código de convivencia ciudadana, se han impuesto más de
seis millones de comparendos por conductas que afectan dicha convivencia,
es decir, casi el 10% de la población ha tenido alguna dificultad con el Estado
por infringir las normas.
Por último, como ya no es tendencia, no se ha vuelto a hablar sobre la reforma a la Policía, una reforma que caerá nuevamente en los anaqueles, ya que no se están tratando los problemas que de verdad se deben tratar, tres reformas en el congreso que no conllevan a nada, propuestas de tener directores civiles, o simplemente sacarla del Ministerio de Defensa, como si eso afectara o repercutiera de alguna forma en los problemas que tienen los policías, simplemente hay que recordar que la Policía Nacional es el reflejo de la sociedad que somos.
Como conclusión tenemos que destacar ¿Qué tipo de sociedad somos? ¿alcanzaremos a ser seres civilizados? o simplemente somos monos parlantes en busca de su identidad, no sin olvidar que todas las personas, trabajan para todo el mundo, todos son importantes, aquí no existen colombianos ni de segunda ni tercera, aquí todos somos colombianos.
James Nuñez Dueñas
Investigador
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